En 1938 Nicholas Winton (19/5/1909) trabajaba como empleado de la Bolsa de Valores, en la localidad inglesa de Maidenhead, Berkshire. Unos días antes de la Navidad de ese año, Winton ultimaba los detalles de un viaje de vacaciones a Suiza. Era jóven, ganaba buen dinero y podía permitírselo. Sin embargo, una simple llamada telefónica desbarató sus planes de esquiar en los Alpes.
Una llamada que cambiaría el curso de su vida para siempre. Su amigo Martin Blake, quien trabajaba en un comité de ayuda para refugiados adultos de Checoslovaquia, parcialmente invadida por el Tercer Reich, le pedía ayuda. Winton viajó por su cuenta a Praga; se alojó en el hotel Sroubek en Wenceslas Square y luego de algunos días de labor junto a su amigo cayó en la cuenta de que no había planes específicos para salvar las vidas de los niños.
Inmediatamente estableció contacto con el Refugee Children's Movement (RCM) de Londres, movimiento que reunía a judíos, cuáqueros y diversos grupos de cristianos. La misión de esta organización era conseguir el alojamiento y el dinero que el gobierno británico exigía como garantías para aprobar el ingreso de refugiados europeos, perseguidos por el nazismo en virtud de una ley aprobada semanas antes del viaje de Winton a Checoslovquia.
El 21 de noviembre de 1938, poco después de "La Noche de los Cristales", la Cámara de los Comunes del Reino Unido había aprobado, con el apoyo del Primer Ministro Neville Chamberlain, el Canciller Lord Halifax y el Ministro del Interior, Sir Samuel Haare, una medida que permitiría recibir a refugiados menores de 17 años en tanto tuvieran un lugar en donde alojarse y siempre y cuando se depositaran cincuenta libras esterlinas (alrededor de 1500 dólares de hoy) por niño, como garantía de pago del pasaje de vuelta ante un eventual regreso del refugiado al país de origen. Una iniciativa similar no prosperó en el Congreso de los Estados Unidos, resistida por el poderoso lobby anti-inmigración. Winton comenzó entonces una tarea frenética.
Sabía que el tiempo jugaba en su contra.
Los nazis habían ocupado el Sudetenland, porción de territorio checo históricamente reclamado por Alemania pero -Winton lo intuía- pronto avanzarían por el resto del país, como más tarde ocurrió. El rumor del "Inglés de Wenceslas Square" se propagó y pronto se acercó un gran número de padres tratando de incluir a sus hijos en la lista que los pondría a salvo del avance nazi. "Era desesperante", dijo después Winton, "cada grupo sentía que era el más urgente". A lo largo de nueve meses logró evacuar desde la estación Wilson de Praga a 669 niños en ocho trenes hacia Londres. Entre ellos, se encontraba Karel Reisz, a la postre consagrado director de cine, autor de la premiada película "La Amante del Teniente Francés".
Hoy se cree que ya son más de 5.000 los llamados "niños Winton", descendientes de los salvados por Nicholas.
Durante más de cinco décadas Nicholas Winton no reveló a nadie su gesta.
No fue hasta 1988 cuando Greta, su mujer, encontró un viejo maletín de cuero escondido en el desván de su casa y, rebuscando entre los papeles que contenía, encontro fotos de 669 niños, una lista con el nombre de todos ellos y algunas cartas de sus padres. Tal descubrimiento provocó que Winton no tuviera más remedio que explicarle a su esposa lo que había acontecido décadas atrás. Sorprendida por la historia que le acababa de explicar su marido, Greta se puso en contacto con Elisabeth Maxwell, una historiadora especializada en el Holocausto nazi y mujer del magnate de la comunicación Robert Maxwell, propietario de periódicos como el Daily Mirror y el Sunday Mirror. Maxwell, cuyas raíces eran checas, quedó tan impresionado por la gesta de Winton que decidió publicar la historia en sus diarios. Poco después, la BBC se hizo eco de los sucesos que habían acaecido medio siglo antes y los acontecimientos se precipitaron. En unos días pasó de ser un personaje anónimo a convertirse en un héroe nacional, tanto en su país como en la antigua Checoslovaquia.
La historia de Nicholas Winton ha servido de inspiración para la realización de dos filmes: All my loved ones, dirigida por el realizador checo Matej Mináč, y Nicholas Winton: The Power of Good, un documental que ganó un Emmy en el año 2002.